viernes, 8 de mayo de 2009

Niebla sobre Santiago


Sentado otra ves, luego de una niebla que esconde las cosas que vemos diariamente, cambian las perspectivas tras ese no ver lo que suponemos. La niebla termina por sobrecoger el espíritu que tenemos activo, nos saca del mundo de cemento, solo los árboles permanecen impávidos en la noche donde los pensamientos recuerdan viejas situaciones.
Caminar en niebla suele ser un placer, si es que no rompe la noche con manos de dolor que tratan de arrebatarnos la tranquilidad.
Cuando somos pequeños solemos temerle pues pensamos que algo tétrico, desconocido, aparecerá de la nada, luego te vas dando cuenta que sólo te acompañas de tu sombra y los pensamientos que en ocasiones son mas tétricos que nuestros fantasmas. Nuestros miedos, nuestras debilidades son quizás nuestro mayor freno, nos agotan y terminan por imponer un ritmo cada ves mas lento a nuestro andar. Debemos aprender a vencernos cada día, vencer al animal que llevamos dentro, a nuestros estados alterados y lo peor, debemos aprender a superarnos para que esa niebla no nos tape y aísle definitivamente de este mundo.

Gran tarea cuando la reconoces.

1 comentario:

  1. La última vez que fui a tu librería me topé con un libro de H.P. Lovecraft donde se destacaba la siguiente frase de él: "La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido".

    Tal vez esa niebla metafórica que mencionas al final tiene algo de eso y nos refleja el temor que aparece cuando no sabemos lo que está frente a nosotros, cuando perdemos las certezas y quedamos frente a lo que no conocemos. Por esto estoy muy de acuerdo contigo respecto de reconocer esa niebla, porque la peor niebla es la que está en nuestra propia cabeza.

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